sábado, 24 de agosto de 2013

"TEORÍA Y EXPERIMENTACIÓN" en ALQUIMIA



LA ALQUIMIA DE YOSHUA S.


TEORÍA Y EXPERIMENTACIÓN EN ALQUIMIA


 



He escuchado recientemente decir a algún experto en Química contemporáneo que durante la Historia de la Alquimia, no existió una correlación clara entre teoría y experimentación en Alquimia, lo cual no permitió un avance claro en la ciencia química en general hacia los objetivos propuestos por la Alquimia.
Ello no es cierto en cuanto a nuestra Gran Obra concierne, y si bien es excusable debido al desconocimiento en general de los expertos químicos de nuestra Obra,
descorrer en parte el velo de Isis, si nos va a permitir atraer el interés de los científicos modernos hacia nuestro Arte, por lo mucho que éste puede aportar a la Humanidad en general, es una tarea en la que gustosamente nos pondremos manos a la obra sin sobrepasar ciertos límites.
¿Y ello como se puede conseguir? Mediante la Filosofía de nuestra Obra, y su correlación con el proceso de laboratorio, cosa que hay que reconocer que nunca ha estado demasiado clara, debido a múltiples factores; por un lado, el necesario hermetismo de nuestra Obra, frente a los codiciosos en indignos que únicamente veían en nuestro Arte un medio para hacerse ricos mediante la conocidas "trasmutaciones de un elemento vil en otro más noble", como no, el oro; por otro lado, debido a ser
 un Arte excelso, supremo, conocimiento realmente reservado a unos pocos dignos Hijos de Dios y del Arte, cosa que no todos los químicos actuales cumplen, entre otros.
Bien, el objetivo de la Alquimia, ciencia sagrada de los filósofos del fuego, era revertir el proceso de involución de las almas de todo lo creado en este mundo, haciéndonos eco de uno de los más primitivos libros de alquimia conocidos, el Imuth del grecoegipcio Zosimo. Según este alquimista alejandrino, en este mítico libro llamado Kema o Chemeia, se decía que el Cosmos se había formado a partir de aquella Luz originaria que, conforme se alejaba más de su núcleo o de su ser, había ido densificándose progresivamente en cuerpos en los que cada vez se había ido densificando aquella energía originaria, más llenos de imperfección y desarmonía en su estructura, tanto los
pertenecientes al Reino mineral, como vegetal, como animal, como humano, de ahí el desorden y la falta de armonía que vemos en nuestro mundo de hoy, pasando en su camino de descenso por los otros astros del sistema solar y recogiendo de este modo sus aspectos negativos debido a su influencia hasta llegar a la Tierra.
La Alquimia es la ciencia que Dios, en su misericordia, había enviado a los hombres buenos, Hijos de Dios, que se esforzaban por amar su Belleza, Luz y Eterna armonía, ateniéndose para ello a las Leyes que el Creador había dados a los hombres, para que pudieran revertir este estado de cosas, en un laboratorio hecho a pequeña escala, a semejanza del Macrocosmos, de nuevo hacia la Luz originaria, la Conciencia superior que rige el Cosmos, pasando de nuevo por todos los astros pero esta vez recogiendo sus influencias positivas,  para liberarlos de este estado de confusión, desarmonía terrestres, causa de por ejemplo las enfermedades múltiples de la carne y el espíritu humanos, lo cual a su vez es causa de la imperfección terrestre, así como al vegetal o al mineral. Para ello, tenían que encontrar, estos rastros de "Luz", "Conciencia divina", energías ki, prana, orgon, según orientales y occidentales, Spiritus Mundi o Anima Mundi para otros, escondidos en cada uno de los Reinos de la Creación. Cada uno de estos Reinos contiene esta energía o Luz originaria, pero en diferente grado
de armonía o desarmonía, cantidad y calidad. Así vieron que la mayor cantidad de esta energía originaria estaba contenida en el Reino mineral, pero de un modo también desordenado, confuso, a causa de la imperfección extendida, tanto como en el resto de los otros reinos como el humano. Así pues, pronto advirtieron que la tarea era primero, condensar esa energía por medio de las materias que más la contuviesen o la pudieren reproducir; segundo, eliminar la imperfección o "enfermedad" que impide  su manifestación en el mundo.
Bien, para conseguir esas metas, lo primero que hay que saber es que, en los orígenes de la Alquimia occidental, y por lo tanto, la Filosofía Natural, la ciencia que rige el conocimiento alquímico, se sitúa el Hermetismo, del cual hablamos en la página dedicada a los Textos Herméticos, particularmente la Tabla de Esmeralda y su posterior derivación El Kybalion. Una de las consecuencias de la aplicación práctica de tales textos, sobre todo la Tabla esmeralda, a la Filosofía natural, es decir, la Ciencia
 de la Naturaleza, mejor dicho, la ciencia que estudia las causas, origenes de los fenómenos naturales, así como sus metas, es que existen una serie de equivalencias o "signaturas" grabadas en todos los cuerpos naturales por medio de las cuales el Creador dejó su ciencia impresa esperando a ser desveladas por el sabio. Unas de estas equivalencias o "signaturas", nos explican la relación de cada mineral, cada vegetal, con los astros del sistema solar; otras, nos hablan de sus cualidades masculinas
o femeninas, o neutras. Para ser de signatura masculina, por ejemplo, el mineral en este caso, debía tener una serie de cualidades; ser una sustancia fija, resistente al fuego, cuyo poder magnético atrajera hacia así a las sustancias "femeninas", que se distinguen en cambio, por su volatilidad, volubilidad, "espiritualidad".
Dentro del primer grupo, tenemos por ejemplo a la sal, entre otras sustancias; dentro del segundo grupo, al mercurio, entre otros cuerpos. Hay que tener muy presente, que en Alquimia, cuando se habla de estas sustancias simples, no quiere decir que en la obra o vía alquímica que tratemos se empleen estas sustancias exactamente que se indican con el nombre vulgar; sino que en ALQUIMIA, deben ser sustancias tal cual las da la Naturaleza, que es el estado en el cual contienen su potencial electromagnético intacto. Esto es lo que los verdaderos ALQUIMISTAS expresaban una y otra vez, con el lema "Sigue a la Naturaleza", "Naturaleza se regocija en Naturaleza", tales
como Ostanes, Maria la Judía, Hermes de Alejandría, Bolos de Mendes.
Por lo tanto, aquel arte o ciencia que no siguiese ese requisito, no es verdadera ALQUIMIA, sino algo muy diferente, que se podría calificar con los nombres de metalurgia quizá (en el caso de aquellos que siguen vías metálicas), o de "arquimia", como describió Fulcanelli, es decir, un arte en el que se emplean metales, sustancias "muertas" para el alquimista, o que se calientan las sustancias a altas temperaturas en crisoles, o se emplean ácidos fuertes para su disolución, como ácido sulfúrico, agua regia o ácido nítrico, todo lo cual no está presente en NATURALEZA, sino cuando se la fuerza. Punto número uno. La verdadera ALQUIMIA, pues, sería la NATURAL, la que emplea sustancias en un estado lo más cercano posible a cómo lo da la Naturaleza, sin el empleo de ácidos puros aislados ni altas temperaturas que no se dan de un modo muy natural en ella. En este estado lo más cercano posible a la NATURALEZA, es en el cual las sustancias minerales contienen ese electromagnetismo, radiación o propiedades naturales, que son las que nos interesan por contener esa energía DIVINA, Spiritus o Anima Mundi, condensada en ellas.
Punto numero 2. Aparte de seguir a Naturaleza en la elección de las materias apropiadas, debemos saber cómo generar o amplificar esa energía primordial contenida o latente en ellas; y si observamos a los seres vivos comúnmente aceptados como tal, vemos que ese estado se amplifica en vegetales, animales y humanos en la época de su apareamiento, celo, cosa que humanamente denominaríamos "enamoramiento"; así pues, habia que unir una sustancia "macho" con una "hembra". Esto, es pues lo que hacemos los alquimistas, uniendo un mineral macho con un mineral de características hembra de algún modo natural, sin excesivas temperaturas ni el empleo de agentes antinaturales.
Ese precisamente es el comienzo de la evolución de nuestra Obra, la UNIÓN de un principio mineral macho, y otro hembra, con temperaturas moderadas, tal como se encuentran en su estado natural, o sin excesiva modificación, consiguiendo nuestro primer principio útil; que los Filósofos denominaron ANDRÓGINO, HERMAFRODITA, pues contiene un macho y una hembra, REBIS o "Mercurio Doble", por lo tanto MERCURIO FILOSÓFICO o de los SABIOS, entre otros nombres que dieron los Filósofos, que es la SEMILLA DE LOS METALES, la RAIZ FILOSÓFICA MINERAL de los metales. Eso, repetimos, que no tiene en realidad mucho que ver con la sustancia que nos daría a entender la química moderna o el nombre vulgar. Y que se representó en los Tratados de los verdaderos Filósofos de todos estos modos. Esta es la sustancia, que al unirse y evolucionarse, es capaz de condensar esa Energía vital, ese Ki u Spiritus Mundi que buscamos, al irse sublimando, espiritualizando, purificando, magnetizando, y alquimizando, pasando por la influencia planetaria hasta llegar al Sol de nuevo y recogiendo sus influencias, esta vez positivas, de una materia viva que va tomando toda la forma y el aspecto de los planetas por los que pasa.

Bien, así es como los verdaderos adeptos representaron el Androgino o Hermafrodita, ese "Mercurio Rebis o Mercurio Filosófico", primera etapa y fundamental de la Gran Obra de los Filósofos sin la cual no es posible llevarla a cabo, por parte de varios autores y en varias épocas.




Esta es la pareja que se va a unir, según el Atalanta Fugiens (sigloXVI). El Sol y la Luna, como se ve, principios masculino y femenino de la Obra. La mujer señala un gallo, que tiene normalmente muchos colores, como el rojo, negro, verdoso, que son los colores de la Piedra en su evolución, y es que la Divina pareja es la base para formar esa Piedra. Al mismo tiempo, vemos un río o brazo de mar, y nubes, lo cual nos indica que estamos ante una vía alquímica húmeda. Los paisajes de la Naturaleza, ya nos advierten, que se trata de una vía ALQUIMICA, FILOSÓFICA, en oposición a "arquímica" o metalúrgica, así como la desnudez de los protagonistas.


Según el "Aurora Consurgens". Bien, ya está la divina pareja uniéndose, como se ve, aunque no sea una unión muy "normal", y sea un animal, un águila, la que la está uniendo. Ello es una representación perfecta de un águila de la Obra, llamada así por Ireneo Filaleteo y Georges Ripley, una sublimación en la cual se da la primera espiritualización de la materia filosófica, claramente separada, como se ve aquí, en espíritu (águila), alma (hombre y mujer) y cuerpo (parte de abajo, deshechos, heces). El águila es la primera parte de la Gran Obra de los Sabios, la que nos dará ese Andrógino o Hermafrodita que es el cuerpo de la Piedra, como podremos ir viendo en sucesivas imágenes. Siempre, recordemos, resultado de dos materias minerales tal como las da NATURALEZA, de ahí la representación mediante imágenes de la naturaleza, el águila y los humanos desnudos.





Aquí pues, tenemos el águila en el laboratorio, con las heces debajo del blanco que es el alma de la Obra, el Hermafrodita, el Mercurio de los Filósofos, producto de la Unión del Sol y la Luna. Y elevándose hacia arriba, el volátil, espíritu de la Obra, representado por el águila, que vence al fijo, el León. Este Andrógino es el que hay que purificar de siete a nueve veces antes de morir, ponerse negro en Saturno, para luego resucitarlo en Júpiter.



 
 
 
En esta representación del Andrógino del Rosario de los Filósofos (siglo XVI) podemos apreciar cómo, efectivamente, el Andrógino es la base de la Gran Obra, de la Piedra de los Filósofos. Porque le rodean los otros elementos que configuran toda la Obra. En primer lugar, vemos al Andrógino, con unas alas como de águila o de dragón; esto quiere decir, la parte espiritual de la Piedra; el alma, en el intermedio, el hombre y la mujer, además con el color de las principales materias, coronada, lo cual quiere decir la finalización de la Piedra, la Medicina Universal en su primera corona. Al fondo, un león verde, que simboliza la materia reactiva de la Obra, la que la hace evolucionar con su "fiereza"; abajo, el cuerpo muerto, heces, deshechos, que la Obra va desechando por sí sola; a la izquierda, el árbol solar, otra representación esotérica de la Gran Obra, son siete soles por cada lado, como si fueran siete flores o siete frutos, ya que son las correspondientes raíces o semillas filosóficas de cada metal,  que corresponden a los Siete planetas que la gobiernan y la hacen evolucionar, de camino al Sol; a la derecha, el Ave Fénix, lo cual nos está hablando de una vía húmeda, con un volátil, lo cual es la Gran Obra de los Sabios, la ALQUIMIA, no arquimia ni metalurgia.
 
 
 
 
 
 
En esta otra imagen, tenemos de nuevo la Divina pareja unida, gobernada por los siete planetas, los cuales rigen la evolución de la Obra; pisando un dragón, que es el veneno que hay que eliminar; sobre la bola del mundo, que es el microcosmos que creamos en el laboratorio a semejanza del Macro, al estar encerrado en un huevo, el Huevo filosófico, que es el matraz o alambique; y es un mundo volátil, como vemos, con dos alas blancas, lo cual es un símbolo más del Hermafrodita, el alma de la Obra, que es blanco y volátil.
Nota: esta imagen contiene símbolos de la masonería, con la cual la alquimia tradicional no tiene nada que ver, si bien he puesto esta imagen por ser bastante clara y representativa de lo que queremos decir, en el resto de sus símbolos.


NOTA SOBRE SIMBOLOGIA:

En este blog se expone solamente simbología alquímica, que si en algún momento puede parecer ocultista, masónica, etc, no lo es, pues representa únicamente procesos de laboratorio, no de brujería ni nada parecido, la alquimia es ciencia y arte, no brujería ni rituales. Lamentablemente, los antiquísimos símbolos alquímicos fueron utilizados a lo largo del tiempo por diversas corrientes "espirituales", sectarias o "new age", etc, cada una con sus fines particulares, de lo cual los alquimistas no tenemos culpa alguna. Somos personas humildes y normales, creyentes únicamente en Jesucristo como maestro y salvador, aspirantes a la sabiduría milenaria recogida por la ciencia y arte de la Alquimia.



 
 
En esta otra imagen, en cierto modo también tenemos una pareja, aunque aquí ya no representa tanto el macho y la hembra de la Obra, sino su parte fija y su parte volátil, esta última el dragón blanco, y la fija el dragón rojo, aunque en cierto modo se podría interpretar al revés, ya que este Uroboros representa el ciclo casi infinito de pasos entre el fijo y el volátil en la Obra, el Solve et Coagula necesario entre un día filosófico y otro, en el cual el espíritu o disolvente de la Obra muerde a la Piedra o parte fija para unirse con ella y formar un solo compuesto, la Piedra de los filósofos, o como decía Hermes, hacer lo de arriba como lo de abajo para hacer los milagros de una sola cosa, cuya potencia y virtud serán completas si es convertido en tierra, lo cual es la Piedra de los filósofos al ser machacada.




Que tenemos aquí, molida y lista para disolver en el espíritu o disolvente de la Obra.




 
 
 Que tenemos aquí, el volátil de la Obra, listo para ser unido a la Piedra, el fijo.




 
 
Aquí lo vemos si cabe más claro. El continuo movimiento de la Obra entre el fijo y el volátil, lo de arriba como lo de abajo, forma la piedra de los filósofos, la estrella hexagonal del medio, gobernada por los seis planetas por los que pasa la Obra en su elaboración, cuyo eje central es como veníamos diciendo el Mercurio filosófico, representado en el centro por el símbolo del Mercurio, que es el mercurio filosófico que hay que evolucionar de la manera antedicha para que se convierta en la Piedra. Asimismo, tenemos aquí representados los cuatro elementos de la Obra, a saber, el fuego; la tierra, de la cual parten el aire y el agua, los elementos de arriba, los que se unen a los de abajo para hacer los milagros de una sola cosa. (La Piedra).



 


En esta imagen, por último, tenemos el resumen de toda la Obra. Como vemos, son dos serpientes enroscadas por el caduceo de Hermes, símbolo de la Medicina, de la Obra y del Magisterio, que ha derivado en el moderno símbolo de farmacia. Son los dos principios masculino y femenino, de la Obra, que no obstante solo están enroscados alrededor del caduceo, que es el verdadero Magisterio, coronado con unas alas arriba y un casco, que da a entender que la Obra ha sido llevada a su perfección, a su Conciencia superior en la materia, representada por Hermes, el "Mensajero de los Dioses".



                                              


Esta imagen, resumen aun mejor  y más gráficamente la Obra. Tenemos una pareja que está en el laboratorio, delante del atanor, con una corona cada uno, ya que nos está hablando de dos materias principalísimas en la Obra, que hacen subir un águila a través de un gas y unas formaciones blancas, que es el mercurio de los filósofos, hacia la Obra superior, gobernada de nuevo por los siete planetas principales, y estos, gobernados por una Corona, que es la Medicina, Piedra filosofal, de primera corona.  Arriba dice "Materia prima", lo cual hace referencia, efectivamente, al hombre y la mujer de nuevo. Mas claro, imposible; la Gran Obra de los Filósofos, se representó precisamente a la perfección mucho mejor en las imágenes que en los textos. Los falsarios, no podrían dar a entender en una imagen tan magistralmente, el Arte, con todos sus elementos principales, tanto físicos como espirituales.






Así pues, ya tenemos una idea más aproximada de cómo recogían y recogen el Spiritus Mundi famoso los alquimistas en sus laboratorios. Pero como hemos dicho, esta materia que ya hemos empezado a describir, hay que purificarla y sublimarla de su parte infecta, imperfecta, llamada Dragón. Y para ello nada para explicarla como este famoso evento de San Jorge matando al dragón.


 
 
Pocas imágenes resultan tan alquímicas e ilustrativas como ésta de un evento tan popular representativo de cultura y festividad. Y no es para menos, pues aquí podemos ver claramente, cómo el Dragón que impurifica la Obra, es eliminado por una lanza afilada que le clava el Caballero de la Obra... para poder unirse a la princesa, que ya sabemos quién es por las anteriores láminas.
De este modo, la materia filosófica, podrá ser evolucionada y llevada a la perfección. No daremos muchas explicaciones pues esto sería dar demasiadas pistas, aunque puedo asegurar que esta imagen representa más o menos lo mismo que las anteriores, de lo que hemos llamado "águilas"... pero aquí además, podemos inferior claramente de qué se trata el famoso dragón y cómo y con qué se mata y elimina de la Obra.
Continuemos. Decíamos que la Obra de los Sabios, para ser tal, deberá seguir el curso de la Naturaleza, máxima que parte de los Filósofos de Alejandría, los cuales son considerados los padres de la alquimia occidental. Habíamos dicho, que para ello las materias tenían que ser tal como las daba la Naturaleza, que el proceso debía imitar los procesos naturales de los seres vivos... por medio de los agentes naturales, además, añadiríamos. Y es que los fuegos moderados de nuestra Obra, han de ser como los de la Naturaleza, más aun, como los de las estaciones de la Naturaleza. Y que el macho y la hembra se unían... pero no totalmente. Mas, en el siguiente paso, se unen por completo, dando lugar al siguiente paso de la Obra, para poder dejar preñada la hembra de la Obra y dar lugar a un Niño filosófico.





Aquí el Rosario de los Filósofos nos lo representa a la perfección. Y ello se nombró de otras maneras, como el Cuervo, Régimen de Saturno, Nigredo... cuya característica es el dominio del color negro en este régimen. El paso, de la primera etapa blanca, de un blanco purísimo como la nieve, en el Régimen de Mercurio, a un color negro total, como el betún, a semejanza del planeta Saturno. Y es que para otros filósofos, la semilla que no es echada en tierra y no muere, no puede resurgir y echar fruto. Y la semilla de los filósofos, la raíz filosófica de la Obra, efectivamente, muere para luego resucitar de nuevo más blanca y hermosa y llevar mucho fruto, el cual crecerá y dará lugar a la Piedra filosofal, el Rey coronado.



 
 
 
Régimen de Saturno, donde la semilla blanca de los metales se pone negra, la pareja se acaba de unir, preludio de la resurrección, donde resucitará el blanco de nuevo.
 
 
 
Planeta Saturno
 
 
 
 
Aquí tenemos el Niño blanquísimo que surge del Negro, llamado también vellocino de oro, o Magnesia...entre otros nombres. Según la Mitología griega, Saturno se comió a su hijo Zeus o Júpiter y luego lo devolvió más blanco y hermoso....
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Otra foto del régimen de Júpiter, esta vez en la base del matraz.





Y aquí tenemos el planeta Júpiter. Sin duda, lo de arriba como lo de abajo.





Y llegamos al régimen de Venus... La llamada Cola del pavo real.
 
 
 
 
 
 
 
Que representaron así algunos libros, como el Aurora Consurgens.
 


Aquí le tenemos, al planeta Venus.
 
 
 
 
 
 
 
 
Y el régimen de Marte.
 
 
 
 
 
Correspondiente a su planeta homónimo.
 
 
 
 
 
 
 
Y llegamos por fin al Régimen del Sol...
 

Que representaron así muchas láminas, como un Rey coronado. A la derecha, dos rosas, lo cual seguramente quiere decir, dos coronas o ruedas de la Obra, de las cuales se pueden hacer varias con lo cual la Medicina va aumentando en potencia.




Aquí la tenemos, la Piedra solar  en bruto, en el cual ha alcanzado su máximo nivel de energías.






Imagen de nuestro Sol.



 
 
 
 
 

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